Jessica
Mi historia es sobre mi madre
Este evento tuvo lugar del 26 mar 2013 al 03 ago 2014
El descubrimiento
En marzo de 2013, a mi madre le diagnosticaron cà¡ncer de pà¡ncreas. En retrospectiva, creemos que presentaba sàntomas desde 12 a 18 meses antes del diagnà³stico. En el peràodo previo a su diagnà³stico, sus niveles de azàºcar fluctuaban y perdàa el apetito. También tenàa dolores de està³mago y de espalda. Como era resistente a la insulina, ya estaba bajo el cuidado de un endocrinà³logo, que la envià³ a un gastroenterà³logo para que le hiciera mà¡s pruebas.
En un principio, se creàa que mamà¡ era candidata a la cirugàa. Pero al investigar mà¡s a fondo, los médicos descubrieron que el tumor envolvàa la vena porta. Se recomendà³ la quimioterapia con la esperanza de que el tumor se redujera.
Mamà¡ terminà³ no pudiendo tener el whipple. En total, se sometià³ a 13 rondas de quimioterapia, 10 dàas intensos de radiacià³n, varios intentos de insertar un stent para arreglar un conducto biliar obstruido y màºltiples drenajes del exceso de làquido de su abdomen.
Esta es mi historia
Tras la muerte de mi madre, mi familia y yo creamos #PurpleOurWorld, un movimiento en las redes sociales dedicado a concienciar sobre el cà¡ncer de pà¡ncreas. Estamos muy orgullosos de trabajar junto a nuestra comunidad de cà¡ncer de pà¡ncreas en Australia -el Instituto Garvan de Investigacià³n Médica, el Instituto del Cà¡ncer GI, la Fundacià³n Pancare y Pankind- y de ser un miembro inaugural de la Coalicià³n Mundial contra el Cà¡ncer de Pà¡ncreas. Hemos hecho amigos para toda la vida (sà³lo aquellos que comprenden plenamente la devastacià³n del cà¡ncer de pà¡ncreas pueden empatizar realmente con lo que hemos pasado) y sentimos sinceramente que estamos marcando la diferencia.
El impacto del tiempo
Cinco meses después de que le diagnosticaran a mi madre, mi ahora marido me propuso matrimonio. Fue un momento precioso para nosotros como familia, pero durante todo el proceso de planificacià³n de la boda, existàa la posibilidad real de que mi madre no llegara a acompaà±arme al altar. De hecho, en un momento dado, se hablà³ de adelantar la boda. Pero mamà¡ continuà³ su tratamiento y siguià³ viviendo su mejor vida, tanto como pudo. Organizà³ mi fiesta de compromiso y me acompaà±à³ a todas las citas con mi modista, el decorador y los encargados del catering. Se sentaba en la mesa del comedor y dictaba con carià±o qué canciones podàa tocar la banda y cuà¡les no. Incluso se las arreglà³ para venir a elegir mis vestidos de dama de honor conmigo y las chicas. Entre estas citas, fuimos a comprar pelucas, la llevé al hospital para que le quitaran la bolsa de quimioterapia, pasé tiempo con ella en el servicio de urgencias cuando experimentà³ sàntomas de ictericia. Fue una época de verdaderas yuxtaposiciones.
Nunca olvidaré que, cuando mostrà³ sàntomas de ictericia y la llevamos a urgencias, mi padre se dirigià³ a mà y me dijo «esto suele ser el primer signo de cà¡ncer de pà¡ncreas». En ese momento, la madre llevaba aproximadamente seis meses recibiendo tratamiento.
Sabiendo que tardaràa un par de meses en recuperar las fuerzas tras el tratamiento, mamà¡ se tomà³ un descanso a principios de 2014 para sentirse fuerte el dàa de mi boda. Y el dàa de mi boda, no sà³lo me acompaà±à³ al altar, sino que pronuncià³ su discurso y se pasà³ la mayor parte de la noche bailando en la pista. Por supuesto, hubo momentos en los que se paseà³ por el vestàbulo con dolor, pero lo consiguià³. Y siempre estaré agradecida de que el tratamiento que tuvo nos proporcionara esos momentos juntos. Como dije durante mi discurso en mi boda, ella iluminà³ absolutamente la sala y fue la persona mà¡s hermosa que habàa -yo era la novia, se me permitià³ decir eso.
Después de mi boda, mi madre fue cuesta abajo. En julio, nos dijeron que no habàa nada mà¡s que los médicos pudieran hacer. El 2 de agosto, la respiracià³n de mi madre empezà³ a ser mà¡s lenta. En el transcurso del fin de semana, nuestra familia mà¡s cercana no se separà³ de ella, y el 3 de agosto, alrededor de las 2 de la tarde, mi madre fallecià³, cogida de la mano de mi padre, mi hermana y yo. Habàa unos 30 familiares mà¡s en la sala con nosotros.